viernes, 20 de diciembre de 2013

*


Veo, veo, veo, veo, veo, veo....VER?
Cuesta demasiado ver. Ves correr el vino. Ves camisas caras. Todos estamos muy guapos.
Y llega el momento en el que lo cuestionas todo. La eterna duda.
Ves como cada noche Suburbia se estremece y retuerce sobre si misma asfixiando a todos los que la compartimos, los que la componemos.

A todo el mundo le encanta dar su opinión. Beben de las ideas de sus falsos dioses y las llegan a escupir como propias. Así como en un circo de payasos diabólicos, todos borrachos y  semidesnudos, con carcajadas que retruenan en la oscuridad de ese mausoleo. Y no sabes en que esquina te acecha la siguiente.
Y todos andamos borrachos y con tenedores con punta, que cuanto menos son ridículos.

Maldigo a todos esos locos que se atreven a gobernar la vida de los otros hombres, sin haber tenido huevos de agarrar la suya por los cojones.
Ya nadie se hace a si mismo. Y solo nos arrepentimos de algunos errores del pasado que van a marcar el futuro.
Proyectamos la imagen de aquello que queremos ser. Y nunca tuvimos huevos a hacer.
Hay millones de imágenes y cada uno es un camaleón encima de una foto gigante.
Todos los niños han crecido, y nadie les sigue escuchando. Están ahí esperando los pobrecitos. Pasando frío.

Un amigo? Diré que es lo que todo el mundo dice, diré que se cuentan con los dedos de media mano.
¿Sabes que es lo que hace esa gente?
Esa gente es la gente que te pregunta, ¿que TE pasa? Cuando vuelves a huir del mundo.
Y cuanto peor contestas, más preguntan.
Son dioses vestidos de hombres. Y bajaron del cielo porque en el mundo a veces si que pasan cosas maravillosas.
Ya nadie habla por el mero placer de compartir, porque ya no tenemos nada que compartir y cuanto menos hablas, más deseas hablar.
Cuanto peor hablas, más deseas que te hablen.
Te encuentras con gente que vistes ya, pero todo el mundo huye cuando pasas de soltarles mierda que sea cortes y/o interesante. Y podrías hacerlo. Pero cada vez es más relativo...

Menos aquel al que llamas amigo, ese siempre viene, esquiva palos y piedras. Y te acribilla con la pregunta más sincera y más bonita que jamás pudo poner el infinito en boca de un hombre: ¿Como te sientes?.
Y escucha tu circo de payosos borrachos, riendo entre centelladas, y esas muecas...
Y cuando lo escucha desaparece. Murió y estas listo para seguir. En ese instante lo que más lo define es: "The man is back in town.So dont try to mess me round."



Todas las noches soñando con pasar de largo el cartél de Suburbia, soltando carbonilla como un auténtico tarado mental. Y todas las mañanas resignado a coger el mismo desvío. Algún día haremos el milagro.
Vivimos para el milagro.


En el fondo a veces escribo tan desordenado como siempre.
 Y ya lo hachaba de menos.
Somos el mismo tio, siempre lo hemos sido. Nos vamos conociendo.
A veces hasta me caigo bien.








domingo, 8 de diciembre de 2013

Otra noche...


Cada día todo es un poco más caro. Y todos estamos más lejos de todo.
La promesa de un nuevo día como el que venga, antes traía terror. Y ahora indiferencia, ya no sientes miedo al tedio.
Mares y gotas, entre océanos de pensadores. Y tu lloviendo.
Parece que todo ya está inventado y escrito.
Pero cuando los ojos, que siempre llevas entrecerrados se cansan aún más de ver.
Algún rato de lucidez, ves que de alguna manera sigues ahí. Sigues vivo.
De alguna manera, lo fácil sería huir. Lo fácil siempre fue hacer lo que a uno le apetece sin pensar en nada más. Huir a tus paraísos de tus presentes. Lo fácil es la música comercial y todo eso que ya ha creado el hombre sobre mentiras y más mentiras.

Pero a veces cargamos a la espalda piedras. Y seguimos aunque estemos hasta los huevos de seguir.
No pensamos que todo es una opción. Eso ya lo pensamos hace años y tomamos decisiones. Cambiamos las decisiones pasadas por incontables esfuerzos en el presente. Y esperamos al futuro.

Y no esperamos con cara de niños buenos, le levantamos el dedo. Y le gritamos que si tiene cojones de venir con más mierda aquí estamos. Firmes como el niño, el niño es tan inocente que no teme. Pero siempre le protege el hombre como una guerrero que embiste solo si tocan, al que ahora lleva su sangre, como una madre. Como un soldado sin nación, ni bandera, solo con un hogar.

Quizá una batalla pueda librarse de muchas formas.
A veces entre toda la mierda, vemos a donde queremos llegar. Y no ponemos escusas de que no estamos allí por mi o por ti o por nadie. Vamos a afrontar esto como auténticos hombres y libres.
Vamos a llegar hasta el final. Y da igual las horas malas que haya por el medio. Porque eso es de cobardes y tú has decidido que ya no quieres serlo.

Y si confiamos la felicidad a un futuro esquivo. Por lo menos tiraremos todas las putas cartas, pondremos la puta mesa patas arriba y gritaremos que nosotros tuvimos los santos cojones de jugarnos la vida a una puta carta, como el antisocial que no acataba nada, que bebía whisky con los hombres con corazón, que sudaba esfuerzo y miraba como un luchador, que era mitad hombre y mitad niño. Y que pelea como un hombre por todo lo que sueña como un niño.

La única puta carta que podía llegar a hacernos felices.

Y vamos a llegar hasta el final. Sin descanso y sin misericordia.

 
"Si has decidido ya, jamás tener piedad, tan solo justicia para ti."